Eficiencia energética:

La madera es un aislante natural, y es muy efectiva a la hora de aislar del frío y del calor. Esto conlleva un menor consumo energético, tanto en calefacción como en aire acondicionado. Ahorra hasta un 60% de energía.

Ahorro económico:

Este tipo de construcción permite una ejecución de obra muy rápida por su planificación cuidadosa. Esto representa un ahorro económico importante.

Además, su elevada eficiencia energética reduce drásticamente los costes de mantenimiento.

Confort:

Además de ser un buen aislante térmico, la madera es también un excelente amortiguador del ruido, por lo que estas casas son relajantes y silenciosas.

Versatilidad:

Permiten de forma sencilla, realizar modificaciones o ampliaciones, aumentar una planta, etc. El diseño no tiene límites: desde una casa convencional hasta un diseño moderno y atrevido.

Salud:

Con la estructura de madera se regula la humedad evitando dolencias de carácter reumático y mejorando las enfermedades de tipo alérgico, ya que en este tipo de viviendas es más difícil que se acumule el polvo. Además, el campo bioeléctrico natural de la madera incide positivamente en la salud proporcionando un estado de equilibrio en las personas y evitando con ello, dolencias como estrés, fatiga, dolores de cabeza o insomnio.

Respeto ambiental:

Sus residuos no producen impacto ambiental. Su fabricación no consume energía fósil. Nos protegen frente al cambio climático (absorben y fijan CO2 atmosférico en el interior).